La innovación tecnológica en los centros exige un nuevo perfil del enseñante y plantea nuevos contenidos formativos. A continuación citaré los más destacados:
1) Conocimientos sobre los procesos de comunicación y de significación de las nuevas tecnologías, así como, un consumo equilibrado de sus mensajes. Los ciudadanos, como los estudiantes, deben comprender al mismo tiempo los significados explícitos e implícitos de los mensajes tecnológicos, así como, las formas de expresión y los significados que estas experiencias comunicativas producen en nosotros y los demás.
2) Conocimientos sobre las diferentes formas de trabajar las nuevas tecnologías en las distintas disciplinas y áreas. Las estructuras epistemológicas como los contenidos curriculares de cada disciplina, requieren formas distintas de construcción y representación en el aula.
3) Conocimientos organizativos y didácticos sobre el uso de las nuevas tecnologías en la planificación de aula y de centro. Muchas de las deficiencias e infrautilización de los equipos responden a una mala gestión y organización de los recursos en los proyectos de centros como en las programaciones de aula. Estos problemas se deben, en unas ocasiones, a un desconocimiento de fondo sobre las posibilidades de estos recursos, en otras, a una falta de ajuste de los nuevos recursos con nuestras habituales metodologías de aula.
4) Conocimientos teórico-prácticos para analizar, comprender y tomar decisiones en los procesos de enseñanza y aprendizaje con las nuevas tecnologías. El abanico de las mismas puede ser o no abundante, accesible y pertinente a las necesidades del sistema educativo; pero, sin duda, es imprescindible una formación para su uso e integración en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Cualquier Nueva Tecnología puede convertirse en un estorbo cuando es utilizada en un proceso de enseñanza disfrazado por principios de procedimientos pedagógicos espurios, o cuando su introducción no responde a una racionalidad pedagógica, o bien, se desconoce los procesos de aprendizaje que estamos generando.
5) Dominio y conocimiento del uso de estas tecnologías para la comunicación y la formación permanente. Con ello, nos referimos a los cambios en las formas de producción que estas tecnologías están produciendo en el mundo laboral (teletrabajo). Las posibilidades comunicativas que manifiestan estas tecnologías puede representar un auxiliar importante en un enfoque de la enseñanza basado en la colaboración e intercambio de experiencias con otros compañeros, conectados en una red formativa entre los centros.
6) El futuro enseñante debería poseer criterios válidos para la selección de materiales, así como, conocimientos técnicos suficientes para permitirle rehacer y estructurar de nuevo los materiales existentes en el mercado para adaptarlos a sus necesidades. Y cuando se den las condiciones -tiempo, disponibilidad de recursos, dominio técnico,...- crear otros totalmente nuevos.
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